
El ser mantiene un estado de temor asfixiante que surge de su propio interior; la indiferencia por el orden, los valores y por las existencias corporales deshumanizan entregándose a lo que mantiene a su alrededor y que lo lastima. Para cambiar su estado es necesario dar el primer paso abriéndose al amor, generando confianza que libera de la negación envolviéndolo en luz y esperanza
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