El individuo que vive el éxito interno se torna gentil, afable, irradiando bondad y conquista profundamente, sin excentricidades, a aquellos que se le acercan….
La plenitud domina a aquel que se sometió y trabaja por el crecimiento íntimo cuando el triunfo es externo, se manifiesta ruidoso imponiendo preocupación para mantener status, llamar la atención, atraer los reflectores de la fama. El que disfruta de esta proyección exterior, sufre de soledad, vacío, frustraciones y tedio.
(Juana de Angelis)