La Asociación Espírita Paz y Luz es una entidad sin ánimo de lucro que busca la difusión del Espiritismo tal como fue establecido desde su origen hace 154 años por el Espíritu de Verdad y Allan Kardec. Aportando en la expansión de la tercera revelación Cristiana sus OBJETIVOS como institución son el Aprendizaje y Aplicación del Evangelio del Maestro Jesús para la transformación interior del ser humano, brindando la atención espiritual fraterna a todo aquel que lo solicite. (La Intitución esta afiliada al Movimiento Espírita Mundial, y sigue todas sus directrices).

viernes, 28 de octubre de 2011

EL CREDO ESPIRITA (parte 2)



Con la en la vida futura, el círculo de las ideas se ensancha, el porvenir esta en le presente, el progreso personal tiene un objeto, una utilidad efectiva. De la continuidad de relaciones entre los hombres nace la solidaridad; la fraternidad se funda en la ley de la naturaleza y en el interés de todos.

La creencia en la vida futura es, pues, el elemento del progreso, por que es el estimulante del Espíritu. Solo ella nos puede dar valor en las pruebas, porque solo ella nos suministra la razón de sí mismas y nos exhorta a la perseverancia en la lucha contra el mal sí queremos conseguir nuestro destino. Precisa, por consiguiente, llevar a esta creencia el espíritu de las masas que desfallecen.

Por otra parte, esta creencia es innata en el hombre;todas las religiones la proclaman. ¿Por qué no ha dado hasta hoy día todos los resultados que se podría esperar? Por que generalmente ha sido presentada en condiciones inaceptables para la razón. Tal como se la muestra, rompe todas las relaciones con le presente; desde el momento que uno abandona la Tierra, debe ser extraño a la humildad; ninguna solidaridad existe entre los muertos y los vivos;
el progreso es puramente individual; trabajando por el porvenir, no se trabaja más que por sí, no se sueña mas que para sí, y aún con un fin vago, indefinido, que no tiene nada positivo sobre lo cual el pensamiento puede reposar con confianza; en fin, la vida futura que se presenta, es más una esperanza que una certeza. Esto ha dado por resultado, en unos la indiferencia, en otros, una exaltación mística, que aislando al hombre de la Tierra, es esencialmente perjudicial al progreso efectivo de la humanidad, por que conduce al olvido de los cuidados que reclama el progreso material, que la naturaleza nos ha impuesto como un deber.

Y sin embargo, aunque sean incompletos sus resultados, no dejan de ser muy reales. ¡Qué de hombres no han sido vigorizados y sostenidos en el camino del bien por esta vaga esperanza!

¡Cuántos no han sido detenidos en la pendiente del mal por temor a comprometer su porvenir!
¡Qué nobles virtudes no han desarrollado esta creencia! No desdeñemos, no, las creencias del pasado, que por deficientes que fueran, conducirían al bien y estaban con relación al progreso de la humanidad. Pero progresando esta, quiere las creencias en armonía con las nuevas ideas. Si los elementos de la fe permanecen estacionados, se distancian del espíritu, pierden toda influencia, y el bien que han producido en otro tiempo no pueden producirlo ahora porque no están a la altura de las consecuencias.

Para que la doctrina de la vida futura proporcione en lo sucesivo los frutos que halla de esperar, precisa, ante todo, que satisfaga la razón; que responda a la idea que se tiene de la sabiduría, de la justicia y de la bondad de Dios; que no pueda ser desmentida por la ciencia; que no deje en el espíritu ni duda ni incertidumbre: que sea tan positiva como la vida presente, de la cual es la continuación, del mismo modo que el mañana es continuación del hoy; que se le vea, que se le comprenda, que se le toque como si dijéramos con el dedo; precisa, en fin que la solidaridad del pasado, del presente y del porvenir a través de las diferentes existencias, sea evidente.

Tal es la idea que el Espiritismo da de la vida futura; y esta idea, en la que el tiene su pujanza, no es una concesión humana que pudiera ofrecerse como la más racional, pero no como más verídica que las otras, sino que son el resultado de los estudios hechos sobre los ejemplos presentados por las diferentes categorías de Espíritus que se comunican, que han permitido explorar la vida extracorporal en todas sus fases, desde el más alto al más bajo de los seres. Las peripecias de la vida futura no son una teoría, una hipótesis más o menos probable, si no el resultado de diferentes observaciones. Son los mismos habitantes del mundo invisible los que han venido a descubrir su estado, y su situación es tal, que ni aún la imaginación más fecunda hubieran presentado a los ojos del observador.
Dándonos la prueba de la existencia y de la inmortalidad del alma, nos inicia en los misterios del nacimiento, de la muerte, de la vida futura y de la vida universal, y nos hace tangibles las consecuencias del mal y del bien.

Por esto, el Espiritismo, mejor que ningún otro credo, nos hace sentir la necesidad del mejoramiento individual, ya que por él sabe el hombre de dónde viene, a dónde va y porqué habita en la tierra; le presenta un fin, una utilidad práctica; no le forma tan solo para el porvenir: le forma para el presente, para la sociedad. Por su mejoramiento moral, los hombres preparan en la Tierra el reinado de la paz y de la fraternidad. Por consiguiente, la Doctrina Espírita es el más poderoso elemento moralizador; porque a la vez se dirige al corazón, a la inteligencia y al interés personal bien comprendido.

Por su esencia misma, el Espiritismo toca todas las ramas de las ciencias físicas, metafísicas y morales; las cuestiones que abarca son innumerables; sin embargo, pueden resumirse en los principios siguientes, que están considerados como verdades adquiridas, constituyendo el programa del Credo Espírita.

Existencia de Dios; Infinidad de mundos habitados; Preexistencia y persistencia eterna del espíritu; demostración experimental de la supervivencia del alma humana por comunicación mediúmnica con los espíritus. Infinidad de fases en la vida permanente de cada ser; Recompensas y penas como consecuencia natural de los actos; Progreso infinito; Comunicación universal de los seres; Solidaridad.

La Doctrina Espirita marca una etapa importantísima en el progreso humano, no impone una creencia, invita al estudio, depurando la razón y el sentimiento, y satisfaciendo a la conciencia.

Allan kardec Tomado del libro "Obras Póstumas"

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