La Asociación Espírita Paz y Luz es una entidad sin ánimo de lucro que busca la difusión del Espiritismo tal como fue establecido desde su origen hace 154 años por el Espíritu de Verdad y Allan Kardec. Aportando en la expansión de la tercera revelación Cristiana sus OBJETIVOS como institución son el Aprendizaje y Aplicación del Evangelio del Maestro Jesús para la transformación interior del ser humano, brindando la atención espiritual fraterna a todo aquel que lo solicite. (La Intitución esta afiliada al Movimiento Espírita Mundial, y sigue todas sus directrices).

miércoles, 16 de mayo de 2012

CONTRADICCIÓN (del libro Religión de los Espíritus)

Muchos son los compañeros que con el pretexto de prevenir el mal, evitan contactos con tal o cual ámbito de servicio para caer frecuentemente en males de mayor consideración.
A tal fin, casi siempre recurren a negaciones de variada especie.
Se califican de pecadores pero huyen deliberadamente de la oportunidad que les favorecería la conquista de la virtud.
Manifiestan que son deudores, cuando en ese aspecto les cabe ser más diligentes para solucionar los compromisos contraídos.
Se declaran inútiles y se ausentan de los ambientes de trabajo donde podrían hacer demostración de los méritos de los que son portadores.
Afirman que son imperfectos y desertan de la lucha que podría conferirles un mejor cincelado.
Redactan extensas confesiones de remordimiento, sin ánimo de emplear unos pocos minutos en la reparación de los errores en que se declaran involucrados.
Proclaman que están cansados, y se olvidan que de ese modo demandan más intensa cooperación de los semejantes, en ciertas ocasiones mucho más fatigados que ellos mismos.
Se titulan enfermos, y reclaman el sacrificio de los otros.
Se dan a conocer como victimas de la decepción y transmiten el pesimismo con el cual ahogan las esperanzas ajenas.
Se ubican en la categoría de neurasténicos angustiados, sin compasión para con aquellos que soportan su mal humor.
Creen que  los persiguen Espíritus inferiores pero jamás les ofrecen algo de amor para su renovación.
Se lamentan. Coleccionan quejas. Exageran síntomas. Se justifican y lloran.
En relación con la educación iluminadora y la caridad que eleva, imaginan que son ignorantes y débiles, malogrados e infelices, y muchas veces piensan en el infortunio, la frustración, el tedio, el suicidio.
Van por aquí y allá entre la desconfianza y el desaliento, habitualmente se sienten desamparados o incomprendidos; donde aparezcan se destacan como si fueran sensitivos ambulantes, temerosos de celadas y tentaciones.
Finalmente se encierran en su propia reclusión como si aislados e inmóviles estuvieran conquistando altura moral. No obstante, no consiguen otra cosa que la huida del deber a cumplir, porque si en verdad procuran la apetecida liberación del mal, es imprescindible que entiendan que la mejor manera de extinguir el mal será que hagamos para con todos y en todas partes la mayor suma de bien.

                                                             Francisco Cándido Xavier. Por el Espíritu Emmanuel

domingo, 4 de diciembre de 2011

AMOR LIBRE



Cada vez que una persona convida a otra a la comunión sexual, o que acepta de alguien una propuesta en este sentido, por afinidad y confianza, se establece entre los dos un circuito de energías por el cual los dos se alimentan psíquicamente de esas energías espirituales recíprocamente. "Vida y Sexo"

Es preciso que se reconozca que el hogar no es un establecimiento destinado a reproducir seres humanos en serie, sino un santuario-escuela, donde los padres deben asegurar como creadores de nobles caracteres, inculcando en los hijos, a la vez que el amor a Dios, una vivencia sana, modelada en los principios de la Moral y de la Justicia, de modo que se vuelvan elementos útiles así mismos, a la familia y a la sociedad. "Leyes Morales Rodolfo Calligares"

domingo, 20 de noviembre de 2011

SEMBRADOR DE LUZ


El verdadero hombre de bien es el que practica la ley de justicia, de amor y de caridad en su más grande pureza. Si pregunta a su conciencia sobre sus propios actos, mira si ha violado esta ley; si no ha hecho daño, si ha hecho todo el bien "que ha podido", si ha despreciado voluntariamente alguna ocasión de ser útil, si alguien tiene quejas contra él; en fin, si ha hecho a otro lo que hubiera querido que hicieran por él.
Tiene fe en Dios, en su voluntad, en su justicia y en su sabiduría; sabe que nada sucede sin su permiso, y se somete en todas las cosas a su voluntad.
Tiene fe en el porvenir; por esto coloca los bienes espirituales sobre los temporales.
Sabe que todas las vicisitudes de la vida, todos los dolores, todos los desengaños, son pruebas o expiaciones y las acepta sin murmurar.
El hombre penetrado del sentimiento de caridad y de amor al prójimo hace bien por hacer bien, sin esperanza de recompensa; devuelve bien por mal, toma la defensa del débil contra el fuerte, y sacrifica siempre su interés a la justicia.
Encuentra su satisfacción en los beneficios que hace, en los servicios que presta, en las elicidades que reparte, en las lágrimas que enjuga y en los consuelos que da a los afligidos. Su primer impulso es pensar en los otros antes que pensar en sí, buscar el interés de los otros antes que el suyo propio. El egoísta, al contrario, calcula los provechos y las pérdidas de toda acción generosa.
Es bueno, humano y benévolo para con todo el mundo, sin excepción "de razas ni de creencias", porque mira a todos los hombres como hermanos.

Respeta en los demás todas las convicciones sinceras, y no anatematiza a los que no piensan como él.
En todas las circunstancias la caridad es su guía; dice que el que causa perjuicio a otro con palabras malévolas, que hiere la susceptibilidad de otro por su orgullo y desdén, que no retrocede ante la idea de causar una pena, una contrariedad, aun cuando sea ligera, pudiendo evitarlo, falta al deber de amor al prójimo y no merece la clemencia del Señor.
No tiene odio, ni rencor, ni deseo de venganza; a ejemplo de Jesús, perdona y olvida las ofensas y sólo se acuerda de los beneficios; porque sabe que él será perdonado, así como él mismo habrá perdonado.
Es indulgente para con las debididades de otro; porque sabe que él mismo necesita de Indulgencia y se acuerda de aquellas palabras de Cristo: "Que el que esté sin pecado arroje la primera piedra".

VAMPIRISMO

SINTONIA HIPNOTICA